jueves, 3 de diciembre de 2009

¡¡Dos mitades de un mismo corazón!!!









Mi primera proposición de matrimonio me la hizo mi vecinito de 6 años, Luchito, me dijo: ¡Cuándo seamos grandes nos vamos a casar! ¿Ya?
A lo que yo respondí: ¡Cállate sonso! Estás loco, ¿No?

Mi primer beso fue en el cine, creo que tenía 12 años y se supone que estaba con Hernán, fue una cosa rara, no sabía que hacer y todo el tiempo pensaba: ¡Ay, que roche, lo estoy haciendo mal!

La primera vez que terminé con alguien fue a los 14 o 15 años, se me mandó un día, al día siguiente no lo vi y al otro día luego de huir de él toda la noche, le dije que ya no quería.

Eso marcó el inicio de un... ¡Huyamos del amor! Que luego vendría a caracterizar mi vida.

Años más tarde creo que me curé un poco, batí record, sosteniendo a duras penas, una relación de dos años, con peleas y terminadas por montón, pero logramos llegar a los dos años. Y luego canté... "Te veo venir soledad" y vino y se quedó la condenada... ¡Oh sí, se quedó y por más de 4 años! ¡Hasta que hace poco, se aburrió de mí y por fin se largó!

La idea que uno tiene de una relación, desde que entiende el concepto en la adolescencia, es que vas conociendo poco a poco a esa persona, pasas del besito al besote y del besote al chuculún. Todo a su tiempo, la cosa va creciendo poco a poco. ¡Hasta ahora parecía que la fórmula funcionaba!

De pronto un día el destino decide que llegó el momento de presentarte a alguien que te haga subir un escalón, que no responde ni funciona a la bendita fórmula, todo es más intenso, nada tiene tiempo ni proceso pre establecido. Sólo sabes que podrías cruzar la carretera con los ojos vendados si esa persona te lleva de la mano, sólo sabes que la vida no tiene sentido si no la compartes con ese ser.

Mi amiga Valeria, mi hermana del alma, me dijo un día que cuando uno se enamora de verdad, no tiene ningún reparo en subir a la montaña más alta y gritarle al mundo lo que siente. Al contrario, ¿Qué reparo vas a tener si por fin todo tiene sentido? Por fin llegó lo que tanto esperabas, lo que tantas veces preguntaste si llegaría algún día, si realmente existiría alguien para ti.

Y ahí la fórmula no tiene cabida, queda obsoleta, porque si es la persona que has estado esperando desde que naciste… ¡Lo sabes!

"Está escrito", cómo me dijo M desde el primer día que hablamos. Y cuando está escrito, no hay tiempo ni proceso, todo es intenso, verdadero y maravilloso.

Son las dos mitades de un mismo corazón, que nacen separadas y sin conocerse se extrañan, se anhelan, se necesitan. El corazón busca y busca, equivocándose, pensando en que encontró su mitad perdida, para luego darse cuenta de que no era. Quizás se parecía pero no era la que perdió antes de tener memoria para recordarlo. Y siguen en la búsqueda, viendo como sus amigos van encontrando a sus mitades y otros van errando también, hasta que llega un momento en que por fin se da… La encuentra, la reconoce en el instante, y se dice: "Qué tonto fui, cómo me pude equivocar tantas veces", pero no, no perdió el tiempo, eran ensayos, lo estaban puliendo, porque necesitaba llegar a ser diamante antes de encontrarla, a la medida de lo posible claro, pero lo mejor que pudiera ser para recibirla.
Al encontrar a la perfecta mitad de tu corazón todo cobra sentido, nada es grave si la sientes latir contigo… Y por fin laten juntas y completas.

Marle

3 comentarios:

SIENDO LECA NO CALETA dijo...

y luego dicen que yo estoy templada.... que buen post.

Anónimo dijo...

En desacuerdo. Cuando cambié mi perspectiva de ver las cosas, todo se encaminó y mejoró. La experiencia me ha enseñado que no debemos buscar nuestra mitad porque nuestros corazones están completos, nosotros también, solo imperfectos, y nuestro caminar por la vida se orienta a la perfección. Las personas que llegan a nosotros nos enriquecen en ese camino. Son un plus, un activo. Si llega alguien y saca de ti cosas feas y la situación se vuelve pobre, te quedas con medio corazón, roto. El error es buscar a alquien y pretender que llene ese vacío o que pegue el corazón, cuando esa responsabilidad de uno mismo.

El saber popular es sabio, cada quien que se cure sus heridas.

De allí, elegir con quién quieres andar por la vida es vital.

Nadie siente igual ni con la misma intensidad que el otro, lo que ocurre es un compartir los mismos objetivos en la vida: criar a los hijos, lograr estabilidad material, formar una familia, etc.

marco dijo...

Con ese desfile de especímenes pretendientes en tu infancia y pubertad es totalmente comprensible tu inicial rechazo a las relaciones románticas "¡Huyamos del Amor!". Yo, siendo mujer, de seguro, habría pasado por lo mismo. Felizmente creciste, en sentdo figurado, por supuesto, y con ésto, el flabelo de posibilidades incrementa para tu elección, propuestas más acordes con la raza humana. Dejando las bromas a un lado, la vida es la constante búsqueda de respuestas; es la pregunta de siempre; es una aventura constante; una respuesta abre otra; cuando halles todo la vida dejará de tener sentido. Me alegra hayas encontrado la primera de un sinfín de preguntas, porque eso es encontrar a alguien: es el inicio de otras preguntas, de otra aventura.

Besos.